miércoles, 2 de febrero de 2011

Madrid - Päko Claver -

Cierta sensación de infortunio.
Boluda e insustentable, claro.
La bitácora no viene escrita.


Cierta sensación de tranquilidad, aún en el infortunio.
Más boluda aún. Y tanto más insustentable.
La tranquilidad mentirosa, maqueta boba, de que “por algo ha de ser”.
Lo invisible.
Y guay, que aquí no aparece apología a lo empírico, ni nada semejante.

Así que las manitas bien atadas a la espalda, y la mirada inconsistente de “¿por que me pasa esto a mi?”
Elevando hasta límites insospechados la bandera del narcisismo ciego.
De la auto complacencia.
El show del egoísmo consentido.
Centro precioso y –mínimamente- envidiable, “Yo”.

Sentarnos cómodamente sobre la escenografía pretendiéndola realidad.
Hasta auto-convencernos y que la mentira, sea la verdad.
Y que tanto más preferible resulta sostenerla hasta perder –literalmente- la última bocanada de aire, con tal de no hacerse cargo.
Morir de dolor por temor a sentir dolor.
Establecer estructuras sólidas con inventos, hasta ser por elección el mejor espectáculo de sordera nunca antes visto.-


No. Basura.

Tremenda falta de respeto hacia la propia inteligencia.

“La ausencia de responsabilidad”
Fundamentar sin rajaduras la existencia del “infortunio”. Tachar por tanto el “Causa-Efecto”
Dioses, libros oníricos. Patrañas, pastillas baratas, disfraces berretas.

Si se gasta la tinta a medio escrito, no implica que existan mensajes encriptados.
No.
Solo un descuido, una desatención de naturaleza cotidiana e intrascendente.


Va por nuestra cuenta.
Lo lamento tanto.
A veces nos olvidamos.


Cada quien los propios mitos.Y fantasmas.
La magia real de estos lindos que nos rodean. Cúmulo perfecto y compacto de belleza, defectos, inteligencia, amor comprometido, activo, radical, real, generoso –amor que no sabe de ombligos-

Esos si.

“Por suerte”, indefectiblemente caen ante el propio pecho roto, ante la muerte, ante el dolor, ante la pelotudez crónica, esos personajes –que me invento ahora- son la base de nuestra personal mitología; contundentes y tangibles.
Caen para soplarnos leve la nuca. Abrazarnos hasta el sueño. Apuntalarnos a pura puteada y beso.

“Un buen par de patadas en el culo
Un buen castañazo en la cabeza
Un puntapié en el medio de la nuca
les devolverá la primavera
Con esto se entierra la aspirina
la droga, el chopitón y el analista
¡Señoras!, es mucho más barato
que las masas vienesas
porque cuesta menos y no las pone obesas
Un buen par de patadas en el culo
y la vida recupera su sentido
¡Señores! cada mañana, cuando estemos deprimidos
pateémonos el culo entre amigos”
Boris Vian y Alberto Favero

Esta vez tocó beso.
Beso cielo.
Nieve y sol.
Y Päko, corazón madrileño. Violentamente puro.
Desparramó contundente abrazo, por sobre la pelotudez y el dolor que me cubría la cabeza.


El dolor ocupa su lugar indefectiblemente y pretender que no nos cruce el centro exacto es más de la misma porquería; sin embargo, de a poco las rodillas comienzan a abandonar el temblequeo.
Y pararse es una opción.


Gracias eternas e infinitas, constantes y más a ustedes.
Porque solo y siempre son ustedes.
Cada quien sabe y reconoce su parte.
Por la casa amarilla de la Schein. Donde se sana de penas. Donde las cicatrices se miran con amor.
Por el ojo agudo del mi tan querido Päko.
Por la sagaz y constante palabra de la Rubia.
Por los caprichosos y tantas veces sanadores post de la Niña Mai.
Por los ojos achinados de Mabi, ante la picardía inteligente que está a punto de compartir.
Por lo lento-oso-calmo-suave de Jorgito.
Por ser Totoro, enano gigante.
Por lo genuino, cien por ciento honesto, “siempre ahí” de Noe y Gus.
Por la algarabía constante del grupo. La acción. La música. La risa. El movimiento. Y el desequilibro todo lío.
Por la eterna mano tendida y activa Her. Eterna. Hermano mío.
Por la compañía acorde de Vivi.


Un Madriz mañanero, nacido de mi Päko adorado.-

Flor Guerrero.-
19 de Enero del 2010.-

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